Comer moras, desde que tengo uso de razón, es sinónimo de vida rural; solía cogerlas a finales de agosto cuando iba con mis padres a pasar unos días de descanso al pueblo de mi abuela paterna, Vistabella del Maestrazgo, en el Peñagolosa. Aunque todavía estaban bastante verdes, en general, algunos frutos ya se podían comer y, mis hermanas y yo disfrutábamos cogiéndolos y comiéndolos, cual chuches, sin esperar a llegar a casa. Las moras siempre han sido unas “golosinas” que comía a puñados en mi infancia, dulces pero con un punto ácido que las hacía especiales. Y digo yo: ¿por qué no convertirlas en una gominola de verdad?
Cuando Sofia del blog @sobrillasblog me incitó a participar en el reto #en_a_mora, lo primero que me vino a la mente fueron aquellos recuerdos de la infancia, por lo que me planteé la posibilidad de hacer con ellas unas golosinas, con el sabor natural y auténtico del fruto silvestre, pero sobre todo que fueran bajas en azúcar, sin azúcares refinados y con pectina, pues quería hacerlas totalmente veganas y saludables en la medida de lo posible. Sabía que igual no salían bien, pero había que intentarlo. Así que me puse manos a la masa. El primer intento no surgió tal y como yo esperaba, pues la consistencia no era como debería, pero no estaba dispuesta a abandonar mi idea. Empeñada en hacer de ellas lo que verdaderamente siempre han sido las moras para mí, unas deliciosas golosinas, me decidí a repetirlas y en el segundo intento ya salieron con la consistencia y textura que una gominola debe tener, pero con el sabor auténtico de las moras silvestres que tanto he comido de pequeña. Así que sin más os pongo la receta para que todos podáis disfrutar, cual niños, del placer de una golosina que os transportará al campo y a muchos de vosotros, al igual que a mí, a vuestra dulce infancia, estoy segura!!!
- Dificultad: Fácil
- Tiempo: 30–40 minutos más el tiempo de gelificado (6 horas aproximadamente)
- Porciones: 40 porciones, aunque depende en gran medida del tamaño de las mismas.
Ingredientes para unas 40 gominolas de tamaño mediano
- 500 gr. moras
- 250 gr. azúcar integral de caña ecológico (yo uso marca Native)
- 85 gr. sirope de ágave
- 11,1 gr. pectina (yo uso marca Sosa)
1 cucharadita de zumo de lima o limón ó 1,85 gr. ácido cítrico
La pasta de mora se consigue triturando y colando las moras naturales*
Procedimiento
- Preparar una bandeja que engrasaremos ligeramente y la forraremos con film transparente o si queremos usar moldes de emplatar cubriremos la base con film transparente y reservaremos.
- Triturar las moras en una picadora o procesador de alimentos, yo he usado la Thermomix.
- Colar la pasta resultante para eliminar las pepitas de las moras ya que pueden resultar molestas a la hora de comer la gominola.
- Después de colar pesar 369 gr. y ponerlos en un cazo que podamos llevar al fuego.
- Mezclar una cucharada sopera del azúcar con la pectina y removemos bien.
- Llevamos a fuego medio-alto la pasta de moras hasta que hierva.
- Cuando empiece a hervir espolvorearemos en forma de lluvia la mezcla de azúcar y pectina removiendo con unas varillas constantemente hasta que se disuelva por completo.
- Cuando vuelva a hervir la preparación introducir el resto de azúcar en dos veces y removiendo constantemente.
- Seguir removiendo y cuando la mezcla vuelva a hervir añadiremos el sirope de ágave.
- Seguir removiendo y veremos que la mezcla poco a poco va engordando y se va haciendo más espesa.
- Bajar el fuego a medio-bajo y seguiremos removiendo hasta que la preparación alcance los 106ºC.
- Llegado ese punto introducir o bien el zumo de lima o limón, o el ácido cítrico.
- Remover bien para integrar por completo y verter la preparación en los moldes preparados. Si se usa una bandeja, puede ser que la preparación no cubra por completo la bandeja. Debemos pensar que las golosinas tienen que tener cierto grosor, así que lo que yo hago es verter la masa cerca del borde de la parte más estrecha de la bandeja y siempre en el mismo punto, ella misma se va esparciendo, aunque muy poco, porque la masa es muy densa, y enseguida tapo con el film plástico sobrante, lo que hará que nos quede igual por todos los lados. Si lo hacemos en los moldes de emplatado es bastante más fácil y queda perfecto.
- Dejar que cuaje la masa durante unas 6 horas a temperatura ambiente y mucho mejor toda la noche. De esta manera también coge más consistencia.
- Pasado ese tiempo cortar en cuadraditos iguales, o bien en formas con cortantes. Yo he usado dos cortantes pequeños: uno de mariposa y otro de corazón. Pero podemos usar los que tengamos o los que más nos gusten. Desde luego cómo mejor se utiliza la pasta de frutas es cortándolos en cuadrados, pues de esta forma no tenemos recortes.
- Una vez tenemos nuestras golosinas las podemos consumir, así tal cual, o podemos rebozarlas en un poco de azúcar, estevia, azúcar de coco, azúcar panela, sprinkles… a vuestro gusto.
- Y a disfrutar de una deliciosa y saludable golosina, totalmente vegana y sin azúcares refinados.
Utensilios:
- Bandeja pequeña o moldes de emplatar
- Film transparente
- Batidora o procesadora de alimentos (Thermomix)
- Espátula de silicona
- Cazo
- Exprimidor
- Colador
- báscula de precisión
- varillas manuales
- Termómetro
- Cortantes pequeños
Tips
Debemos tener paciencia y es bastante importante seguir al pie de la letra todos los pasos, pues la masa debe quedar bastante espesa para que después quede compacta y realmente sea una golosina, sino nos quedará blandita y más bien como si de una gelée se tratara, igual de buena pero no con la textura que debería.
Si forramos nuestra golosina con sprinkles con sabor a mora tendremos unas auténticas moras de esas que venden en los kioskos que son negras y rojas. Aunque no sé donde se consiguen esos sprinkles, yo tengo unos que me trajo mi hermana de Suecia, pero aquí no he visto (si los encontráis ya me decís), vale la pena probar porque realmente son iguales que los de nuestra infancia, pero infinitamente mejores nutricionalmente hablando.
Normalmente en las recetas de golosinas caseras ponen la misma cantidad de azúcar que de pasta de frutas, pero la verdad es que así con mucho menos azúcar están muy, pero que muy buenas y lo suficientemente dulces como para apreciar lo que verdaderamente importa: el sabor de la fruta elegida, en este caso la mora.
Yo he cambiado la glucosa líquida por sirope de ágave y también he puesto una menor cantidad, pero sinceramente no hace falta más, os lo aseguro. También hubiéramos podido poner miel en la misma cantidad, lo que ocurre es que así no tendríamos una golosina vegana. Pero si eso no es un problema y preferís la miel, adelante. Por otra parte ya sabéis que la miel es un gran alimento, con muchos nutrientes beneficiosos para la salud. Os cuento sus propiedades en la receta de Granola. Podríamos poner también sirope de arce o combinar todos ellos, ahí ya lo que más os guste o lo que tengáis en ese momento en casa.
Se pueden hacer también gominolas con gelatina, pero de este modo tampoco serían veganas. Yo con gelatina no he probado nunca, de hecho es la primera, bueno la segunda vez que hago gominolas en casa. La primera fue la prueba a esta receta y no salió bien porque no cociné como toca la masa y quedó como una gelée, tal y como os comentaba anteriormente. Pero yo creo que con la pectina quedan estupendamente y vale la pena probar con ella.
La pectina sólo sirve para aquellos alimentos que sean ácidos, para lo que no lo sean no se puede usar porque no gelificarían. Para ello la marca Sosa tiene una pectina acid free para que podamos hacer golosinas con alimentos no ácidos.
Animaos a hacerlas porque de verdad vale mucho la pena y por muchas razones: no añadimos ningún colorante artificial, no se añaden aditivos de sabor, controlamos la cantidad de azúcar y el tipo para que sea lo más aproximado a nuestro estilo de vida y, por ende, de alimentación, pero sobre todo porque realmente están mucho más buenas que las de compra, palabrita!!!!
Y ya sabéis si las hacéis y tenéis alguna duda o hay algo que no os queda claro me lo decís para que lo pueda solucionar, porque desde Mossets de Plaer trabajamos para que las recetas salgan a la primera.
Y si las hacéis y os salen perfectamente, también me lo comentáis, así sabré que voy por muy buen camino, y seguro que me inspiráis con vuestras elaboraciones.
Besitos, Belén
Empieza la temporada de moras, también conocidas como zarzamoras o frambuesas negras, aunque realmente su temporada álgida es septiembre y octubre cuando están en su punto óptimo de maduración. Las moras son un alimento con muy pocas calorías, bajo en grasa, azúcares y con un elevado contenido en fibra, vitaminas A y C, minerales como el potasio, lo que la hace diurética. Este fruto silvestre se puede consumir crudo, solo o acompañado de yogur, queso, helado; o en preparaciones como macedonias, salsas, compotas, mermeladas, tartas, licores, …