La granola es el resultado de una combinación de avena y frutos secos, a la que se le puede añadir otros cereales, frutas deshidratadas y semillas que se mezclan con azúcar y grasas y que se tuestan al horno.

Un imprescindible de la cultura popular valenciana para estas fechas. Fácil de hacer y elaborado con ingredientes de calidad, pero presentes en cualquier cocina.

Los cupcakes son esos pastelitos jugosos y llenos de sabor que en versión mini se asemejan a una tarta. Sin embargo evitan la contundencia de ésta haciéndolos por tanto etéreos y suaves al paladar.

No hay Navidad sin los típicos “Pastissos de Boniato” que todos los años hacía mi abuela y que junto con los turrones, mazapanes, polvorones y castañas asadas componían su tradicional bandeja de plata de dulces navideños. Adoraba ese momento en el que podía saborear sus famosos “pastissos” que llevaba, ni más ni menos, que un año sin poderlos probar, porque sólo se hacían para la víspera de Navidad. Era todo un ritual entre madre (mi abuela) e hija (mi madre) y nietas (yo y mis hermanas) que estábamos por ahí jugando e intentando ayudar mientras ellas pastaban los “pastissos”.

La granola es el resultado de una combinación de avena y frutos secos, a la que se le puede añadir otros cereales, frutas deshidratadas y semillas que se mezclan con azúcar y grasas y que se tuestan al horno.

Los frutos rojos son sin duda ingredientes más que esenciales en la repostería. Su acidez y color permiten sorprender con la vista y por supuesto con el paladar. Así que no podían faltar en un postre digno de ser presentado en un concurso como Sí, Chef (https://www.heliosesvida.es)

Aunque parezca sencillo hacer una galleta, dar con una resultado satisfactorio es realmente complejo, y dar con un sabor exquisito aún más, pero creo que con ellas podéis conseguir que os encanten las galletas y volváis a pensar en ellas como si del mejor bocado “gourmet” se tratara y, por tanto, disfrutar de un momento único.

La granola es el resultado de una combinación de avena y frutos secos, a la que se le puede añadir otros cereales, frutas deshidratadas y semillas que se mezclan con azúcar y grasas y que se tuestan al horno.

La granola es el resultado de una combinación de avena y frutos secos, a la que se le puede añadir otros cereales, frutas deshidratadas y semillas que se mezclan con azúcar y grasas y que se tuestan al horno.

Cuenta la leyenda que una joven campesina ofreció al joven Rey Jaime I de Aragón una bebida blanca y dulce. El rey al probarla quedó fascinado por su sabor y le preguntó a la muchacha: “Això què és?” (¿Qué es esto?). La joven le explicó: “Això és llet de xufa” (Eso es leche de chufa). El joven rey le replicó: “Això no és llet, això és OR XATA!!!!” (Esto no es leche, esto es ORO, guapa!!!)

Como muchos de las grandes descubrimientos de la humanidad el “brownie” es el resultado de un fortuito error o mejor dicho de un olvido que se dio cuando un gran repostero norteamericano no añadió levadura a su masa de bizcocho de chocolate. De esta forma nació este pequeño dulce típico de la gastronomía estadounidense. Su nombre “brownie” viene de “brown” por su tradicional marrón oscuro. Hay muchas y diversas recetas de “brownies” pero todas comparten un mismo resultado y es que es un bizcocho compacto con un interior muy jugoso y tierno.

No hay Navidad sin los típicos “Pastissos de Boniato” que todos los años hacía mi abuela y que junto con los turrones, mazapanes, polvorones y castañas asadas componían su tradicional bandeja de plata de dulces navideños. Adoraba ese momento en el que podía saborear sus famosos “pastissos” que llevaba, ni más ni menos, que un año sin poderlos probar, porque sólo se hacían para la víspera de Navidad. Era todo un ritual entre madre (mi abuela) e hija (mi madre) y nietas (yo y mis hermanas) que estábamos por ahí jugando e intentando ayudar mientras ellas pastaban los “pastissos”.

Como muchos de las grandes descubrimientos de la humanidad el “brownie” es el resultado de un fortuito error o mejor dicho de un olvido que se dio cuando un gran repostero norteamericano no añadió levadura a su masa de bizcocho de chocolate. De esta forma nació este pequeño dulce típico de la gastronomía estadounidense. Su nombre “brownie” viene de “brown” por su tradicional marrón oscuro. Hay muchas y diversas recetas de “brownies” pero todas comparten un mismo resultado y es que es un bizcocho compacto con un interior muy jugoso y tierno.

La tarta de manzana es, sin duda, uno de los básicos esenciales para cualquier reposter@, en él se aúnan los principales sabores del otoño dando paso a una gran explosión de sabores y aromas que no deja indiferente a nadie. La canela, el anís estrellado, la manzana y la castaña serán los ingredientes principales de esta receta que marida a la perfección con un buen brandy de Jerez.

Las galletas decoradas esconden con gran modestia un bocado y una presentación que engrandece cualquier fiesta temática. La llegada del otoño junto con el proyecto Una galleta un cuento, sabe a canela y jengibre, especialmente cuando la belleza de unos cisnes es la protagonista indiscutible en una celebración donde la mujer muestra una vez más que su esfuerzo, valentía y carisma son cualidades nada desdeñables para salvar lo que realmente ama.

Quién no conoce las típicas rosquillas americanas que la marca Donuts ha hecho tan famosas?

¿Quién no ha comido alguna vez una magdalena? ¿Quién no recuerda esas magdalenas caseras que comía cuando era pequeñ@?

Un imprescindible de la cultura popular valenciana para estas fechas. Fácil de hacer y elaborado con ingredientes de calidad, pero presentes en cualquier cocina.

La tarta de manzana es, sin duda, uno de los básicos esenciales para cualquier reposter@, en él se aúnan los principales sabores del otoño dando paso a una gran explosión de sabores y aromas que no deja indiferente a nadie. La canela, el anís estrellado, la manzana y la castaña serán los ingredientes principales de esta receta que marida a la perfección con un buen brandy de Jerez.

La granola es el resultado de una combinación de avena y frutos secos, a la que se le puede añadir otros cereales, frutas deshidratadas y semillas que se mezclan con azúcar y grasas y que se tuestan al horno.

Los cupcakes son esos pastelitos jugosos y llenos de sabor que en versión mini se asemejan a una tarta. Sin embargo evitan la contundencia de ésta haciéndolos por tanto etéreos y suaves al paladar.

Si hay un rey de los Cupcakes, sin duda, creo que son los Hi-Hat, porque el chocolate siempre es la mejor opción y un acierto seguro. La humedad que le aporta el frosting de merengue italiano al bizcocho de chocolate junto con la crujiente capa de chocolate que lo recubre hacen que de principio a fin el bocado sea suave y delicado como una nube de azúcar.

No hay nada más bueno que un helado y, si encima es de chocolate, es divino. Pero hacer un helado cremoso, con un buen sabor a chocolate no es nada fácil, por lo que los ingredientes resultan ser fundamentales para conseguir un buen resultado.

Los cupcakes son esos pastelitos jugosos y llenos de sabor que en versión mini se asemejan a una tarta. Sin embargo evitan la contundencia de ésta haciéndolos por tanto etéreos y suaves al paladar.

Como muchos de las grandes descubrimientos de la humanidad el “brownie” es el resultado de un fortuito error o mejor dicho de un olvido que se dio cuando un gran repostero norteamericano no añadió levadura a su masa de bizcocho de chocolate. De esta forma nació este pequeño dulce típico de la gastronomía estadounidense. Su nombre “brownie” viene de “brown” por su tradicional marrón oscuro. Hay muchas y diversas recetas de “brownies” pero todas comparten un mismo resultado y es que es un bizcocho compacto con un interior muy jugoso y tierno.

Aunque parezca sencillo hacer una galleta, dar con una resultado satisfactorio es realmente complejo, y dar con un sabor exquisito aún más, pero creo que con ellas podéis conseguir que os encanten las galletas y volváis a pensar en ellas como si del mejor bocado “gourmet” se tratara y, por tanto, disfrutar de un momento único.

Cuenta la leyenda que una joven campesina ofreció al joven Rey Jaime I de Aragón una bebida blanca y dulce. El rey al probarla quedó fascinado por su sabor y le preguntó a la muchacha: “Això què és?” (¿Qué es esto?). La joven le explicó: “Això és llet de xufa” (Eso es leche de chufa). El joven rey le replicó: “Això no és llet, això és OR XATA!!!!” (Esto no es leche, esto es ORO, guapa!!!)

La granola es el resultado de una combinación de avena y frutos secos, a la que se le puede añadir otros cereales, frutas deshidratadas y semillas que se mezclan con azúcar y grasas y que se tuestan al horno.

Como muchos de las grandes descubrimientos de la humanidad el “brownie” es el resultado de un fortuito error o mejor dicho de un olvido que se dio cuando un gran repostero norteamericano no añadió levadura a su masa de bizcocho de chocolate. De esta forma nació este pequeño dulce típico de la gastronomía estadounidense. Su nombre “brownie” viene de “brown” por su tradicional marrón oscuro. Hay muchas y diversas recetas de “brownies” pero todas comparten un mismo resultado y es que es un bizcocho compacto con un interior muy jugoso y tierno.

No hay Navidad sin los típicos “Pastissos de Boniato” que todos los años hacía mi abuela y que junto con los turrones, mazapanes, polvorones y castañas asadas componían su tradicional bandeja de plata de dulces navideños. Adoraba ese momento en el que podía saborear sus famosos “pastissos” que llevaba, ni más ni menos, que un año sin poderlos probar, porque sólo se hacían para la víspera de Navidad. Era todo un ritual entre madre (mi abuela) e hija (mi madre) y nietas (yo y mis hermanas) que estábamos por ahí jugando e intentando ayudar mientras ellas pastaban los “pastissos”.

Los cupcakes son esos pastelitos jugosos y llenos de sabor que en versión mini se asemejan a una tarta. Sin embargo evitan la contundencia de ésta haciéndolos por tanto etéreos y suaves al paladar.

Si hay un rey de los Cupcakes, sin duda, creo que son los Hi-Hat, porque el chocolate siempre es la mejor opción y un acierto seguro. La humedad que le aporta el frosting de merengue italiano al bizcocho de chocolate junto con la crujiente capa de chocolate que lo recubre hacen que de principio a fin el bocado sea suave y delicado como una nube de azúcar.

Cuenta la leyenda que una joven campesina ofreció al joven Rey Jaime I de Aragón una bebida blanca y dulce. El rey al probarla quedó fascinado por su sabor y le preguntó a la muchacha: “Això què és?” (¿Qué es esto?). La joven le explicó: “Això és llet de xufa” (Eso es leche de chufa). El joven rey le replicó: “Això no és llet, això és OR XATA!!!!” (Esto no es leche, esto es ORO, guapa!!!)

Quién no conoce las típicas rosquillas americanas que la marca Donuts ha hecho tan famosas?

Los merenguitos son uno de los dulces más versátiles y con mayor atractivo en el mundo de la repostería creativa que conozco. No hay fiesta que se precie en la que estos “besitos” de azúcar y clara de huevo no se conviertan en los protagonistas indiscutibles. Y os puedo asegurar que no solo captan la atención de los niños.

En la Comunidad Valenciana no hay dulce más típico que la Mona de Pascua y no hay casa en la que no se haga este tradicional panecillo dulce que, como marca la tradición, se come para merendar el Domingo de Resurrección y el Lunes de Pascua.

¿Quién no ha comido alguna vez una magdalena? ¿Quién no recuerda esas magdalenas caseras que comía cuando era pequeñ@?

Los frutos rojos son sin duda ingredientes más que esenciales en la repostería. Su acidez y color permiten sorprender con la vista y por supuesto con el paladar. Así que no podían faltar en un postre digno de ser presentado en un concurso como Sí, Chef (https://www.heliosesvida.es)

Por fin ha llegado el veranito y no hay nada como tomarse un buen polo de hielo para refrescarse. Pero no cualquier polo, uno hecho en casa, con un sabor auténtico, con ingredientes de primera calidad y con mucho sabor a fruta fresca y de temporada.

Las galletas decoradas esconden con gran modestia un bocado y una presentación que engrandece cualquier fiesta temática. La llegada del otoño junto con el proyecto Una galleta un cuento, sabe a canela y jengibre, especialmente cuando la belleza de unos cisnes es la protagonista indiscutible en una celebración donde la mujer muestra una vez más que su esfuerzo, valentía y carisma son cualidades nada desdeñables para salvar lo que realmente ama.

Aunque parezca sencillo hacer una galleta, dar con una resultado satisfactorio es realmente complejo, y dar con un sabor exquisito aún más, pero creo que con ellas podéis conseguir que os encanten las galletas y volváis a pensar en ellas como si del mejor bocado “gourmet” se tratara y, por tanto, disfrutar de un momento único.

No hay nada más bueno que un helado y, si encima es de chocolate, es divino. Pero hacer un helado cremoso, con un buen sabor a chocolate no es nada fácil, por lo que los ingredientes resultan ser fundamentales para conseguir un buen resultado.

Las galletas decoradas esconden con gran modestia un bocado y una presentación que engrandece cualquier fiesta temática. La llegada del otoño junto con el proyecto Una galleta un cuento, sabe a canela y jengibre, especialmente cuando la belleza de unos cisnes es la protagonista indiscutible en una celebración donde la mujer muestra una vez más que su esfuerzo, valentía y carisma son cualidades nada desdeñables para salvar lo que realmente ama.

Los merenguitos son uno de los dulces más versátiles y con mayor atractivo en el mundo de la repostería creativa que conozco. No hay fiesta que se precie en la que estos “besitos” de azúcar y clara de huevo no se conviertan en los protagonistas indiscutibles. Y os puedo asegurar que no solo captan la atención de los niños.

Comer moras, desde que tengo uso de razón, es sinónimo de vida rural; solía cogerlas a finales de agosto cuando iba con mis padres a pasar unos días de descanso al pueblo de mi abuela paterna, Vistabella del Maestrazgo, en el Peñagolosa. Aunque todavía estaban bastante verdes, en general, algunos frutos ya se podían comer y, mis hermanas y yo disfrutábamos cogiéndolos y comiéndolos, cual chuches, sin esperar a llegar a casa. Las moras siempre han sido unas “golosinas” que comía a puñados en mi infancia, dulces pero con un punto ácido que las hacía especiales. Y digo yo: ¿por qué no convertirlas en una gominola de verdad?

Comer moras, desde que tengo uso de razón, es sinónimo de vida rural; solía cogerlas a finales de agosto cuando iba con mis padres a pasar unos días de descanso al pueblo de mi abuela paterna, Vistabella del Maestrazgo, en el Peñagolosa. Aunque todavía estaban bastante verdes, en general, algunos frutos ya se podían comer y, mis hermanas y yo disfrutábamos cogiéndolos y comiéndolos, cual chuches, sin esperar a llegar a casa. Las moras siempre han sido unas “golosinas” que comía a puñados en mi infancia, dulces pero con un punto ácido que las hacía especiales. Y digo yo: ¿por qué no convertirlas en una gominola de verdad?

La granola es el resultado de una combinación de avena y frutos secos, a la que se le puede añadir otros cereales, frutas deshidratadas y semillas que se mezclan con azúcar y grasas y que se tuestan al horno.

Como muchos de las grandes descubrimientos de la humanidad el “brownie” es el resultado de un fortuito error o mejor dicho de un olvido que se dio cuando un gran repostero norteamericano no añadió levadura a su masa de bizcocho de chocolate. De esta forma nació este pequeño dulce típico de la gastronomía estadounidense. Su nombre “brownie” viene de “brown” por su tradicional marrón oscuro. Hay muchas y diversas recetas de “brownies” pero todas comparten un mismo resultado y es que es un bizcocho compacto con un interior muy jugoso y tierno.

No hay nada más bueno que un helado y, si encima es de chocolate, es divino. Pero hacer un helado cremoso, con un buen sabor a chocolate no es nada fácil, por lo que los ingredientes resultan ser fundamentales para conseguir un buen resultado.

Los frutos rojos son sin duda ingredientes más que esenciales en la repostería. Su acidez y color permiten sorprender con la vista y por supuesto con el paladar. Así que no podían faltar en un postre digno de ser presentado en un concurso como Sí, Chef (https://www.heliosesvida.es)

Si hay un rey de los Cupcakes, sin duda, creo que son los Hi-Hat, porque el chocolate siempre es la mejor opción y un acierto seguro. La humedad que le aporta el frosting de merengue italiano al bizcocho de chocolate junto con la crujiente capa de chocolate que lo recubre hacen que de principio a fin el bocado sea suave y delicado como una nube de azúcar.

Cuenta la leyenda que una joven campesina ofreció al joven Rey Jaime I de Aragón una bebida blanca y dulce. El rey al probarla quedó fascinado por su sabor y le preguntó a la muchacha: “Això què és?” (¿Qué es esto?). La joven le explicó: “Això és llet de xufa” (Eso es leche de chufa). El joven rey le replicó: “Això no és llet, això és OR XATA!!!!” (Esto no es leche, esto es ORO, guapa!!!)

Las galletas decoradas esconden con gran modestia un bocado y una presentación que engrandece cualquier fiesta temática. La llegada del otoño junto con el proyecto Una galleta un cuento, sabe a canela y jengibre, especialmente cuando la belleza de unos cisnes es la protagonista indiscutible en una celebración donde la mujer muestra una vez más que su esfuerzo, valentía y carisma son cualidades nada desdeñables para salvar lo que realmente ama.

Cuenta la leyenda que una joven campesina ofreció al joven Rey Jaime I de Aragón una bebida blanca y dulce. El rey al probarla quedó fascinado por su sabor y le preguntó a la muchacha: “Això què és?” (¿Qué es esto?). La joven le explicó: “Això és llet de xufa” (Eso es leche de chufa). El joven rey le replicó: “Això no és llet, això és OR XATA!!!!” (Esto no es leche, esto es ORO, guapa!!!)

Un imprescindible de la cultura popular valenciana para estas fechas. Fácil de hacer y elaborado con ingredientes de calidad, pero presentes en cualquier cocina.

¿Quién no ha comido alguna vez una magdalena? ¿Quién no recuerda esas magdalenas caseras que comía cuando era pequeñ@?

La tarta de manzana es, sin duda, uno de los básicos esenciales para cualquier reposter@, en él se aúnan los principales sabores del otoño dando paso a una gran explosión de sabores y aromas que no deja indiferente a nadie. La canela, el anís estrellado, la manzana y la castaña serán los ingredientes principales de esta receta que marida a la perfección con un buen brandy de Jerez.

Los merenguitos son uno de los dulces más versátiles y con mayor atractivo en el mundo de la repostería creativa que conozco. No hay fiesta que se precie en la que estos “besitos” de azúcar y clara de huevo no se conviertan en los protagonistas indiscutibles. Y os puedo asegurar que no solo captan la atención de los niños.

Un imprescindible de la cultura popular valenciana para estas fechas. Fácil de hacer y elaborado con ingredientes de calidad, pero presentes en cualquier cocina.

Si hay un rey de los Cupcakes, sin duda, creo que son los Hi-Hat, porque el chocolate siempre es la mejor opción y un acierto seguro. La humedad que le aporta el frosting de merengue italiano al bizcocho de chocolate junto con la crujiente capa de chocolate que lo recubre hacen que de principio a fin el bocado sea suave y delicado como una nube de azúcar.

Los merenguitos son uno de los dulces más versátiles y con mayor atractivo en el mundo de la repostería creativa que conozco. No hay fiesta que se precie en la que estos “besitos” de azúcar y clara de huevo no se conviertan en los protagonistas indiscutibles. Y os puedo asegurar que no solo captan la atención de los niños.

Los merenguitos son uno de los dulces más versátiles y con mayor atractivo en el mundo de la repostería creativa que conozco. No hay fiesta que se precie en la que estos “besitos” de azúcar y clara de huevo no se conviertan en los protagonistas indiscutibles. Y os puedo asegurar que no solo captan la atención de los niños.

Los merenguitos son uno de los dulces más versátiles y con mayor atractivo en el mundo de la repostería creativa que conozco. No hay fiesta que se precie en la que estos “besitos” de azúcar y clara de huevo no se conviertan en los protagonistas indiscutibles. Y os puedo asegurar que no solo captan la atención de los niños.

Como muchos de las grandes descubrimientos de la humanidad el “brownie” es el resultado de un fortuito error o mejor dicho de un olvido que se dio cuando un gran repostero norteamericano no añadió levadura a su masa de bizcocho de chocolate. De esta forma nació este pequeño dulce típico de la gastronomía estadounidense. Su nombre “brownie” viene de “brown” por su tradicional marrón oscuro. Hay muchas y diversas recetas de “brownies” pero todas comparten un mismo resultado y es que es un bizcocho compacto con un interior muy jugoso y tierno.

En la Comunidad Valenciana no hay dulce más típico que la Mona de Pascua y no hay casa en la que no se haga este tradicional panecillo dulce que, como marca la tradición, se come para merendar el Domingo de Resurrección y el Lunes de Pascua.

Comer moras, desde que tengo uso de razón, es sinónimo de vida rural; solía cogerlas a finales de agosto cuando iba con mis padres a pasar unos días de descanso al pueblo de mi abuela paterna, Vistabella del Maestrazgo, en el Peñagolosa. Aunque todavía estaban bastante verdes, en general, algunos frutos ya se podían comer y, mis hermanas y yo disfrutábamos cogiéndolos y comiéndolos, cual chuches, sin esperar a llegar a casa. Las moras siempre han sido unas “golosinas” que comía a puñados en mi infancia, dulces pero con un punto ácido que las hacía especiales. Y digo yo: ¿por qué no convertirlas en una gominola de verdad?

No hay Navidad sin los típicos “Pastissos de Boniato” que todos los años hacía mi abuela y que junto con los turrones, mazapanes, polvorones y castañas asadas componían su tradicional bandeja de plata de dulces navideños. Adoraba ese momento en el que podía saborear sus famosos “pastissos” que llevaba, ni más ni menos, que un año sin poderlos probar, porque sólo se hacían para la víspera de Navidad. Era todo un ritual entre madre (mi abuela) e hija (mi madre) y nietas (yo y mis hermanas) que estábamos por ahí jugando e intentando ayudar mientras ellas pastaban los “pastissos”.

No hay Navidad sin los típicos “Pastissos de Boniato” que todos los años hacía mi abuela y que junto con los turrones, mazapanes, polvorones y castañas asadas componían su tradicional bandeja de plata de dulces navideños. Adoraba ese momento en el que podía saborear sus famosos “pastissos” que llevaba, ni más ni menos, que un año sin poderlos probar, porque sólo se hacían para la víspera de Navidad. Era todo un ritual entre madre (mi abuela) e hija (mi madre) y nietas (yo y mis hermanas) que estábamos por ahí jugando e intentando ayudar mientras ellas pastaban los “pastissos”.

Los cupcakes son esos pastelitos jugosos y llenos de sabor que en versión mini se asemejan a una tarta. Sin embargo evitan la contundencia de ésta haciéndolos por tanto etéreos y suaves al paladar.

La granola es el resultado de una combinación de avena y frutos secos, a la que se le puede añadir otros cereales, frutas deshidratadas y semillas que se mezclan con azúcar y grasas y que se tuestan al horno.

En la Comunidad Valenciana no hay dulce más típico que la Mona de Pascua y no hay casa en la que no se haga este tradicional panecillo dulce que, como marca la tradición, se come para merendar el Domingo de Resurrección y el Lunes de Pascua.

En la Comunidad Valenciana no hay dulce más típico que la Mona de Pascua y no hay casa en la que no se haga este tradicional panecillo dulce que, como marca la tradición, se come para merendar el Domingo de Resurrección y el Lunes de Pascua.

No hay Navidad sin los típicos “Pastissos de Boniato” que todos los años hacía mi abuela y que junto con los turrones, mazapanes, polvorones y castañas asadas componían su tradicional bandeja de plata de dulces navideños. Adoraba ese momento en el que podía saborear sus famosos “pastissos” que llevaba, ni más ni menos, que un año sin poderlos probar, porque sólo se hacían para la víspera de Navidad. Era todo un ritual entre madre (mi abuela) e hija (mi madre) y nietas (yo y mis hermanas) que estábamos por ahí jugando e intentando ayudar mientras ellas pastaban los “pastissos”.

Comer moras, desde que tengo uso de razón, es sinónimo de vida rural; solía cogerlas a finales de agosto cuando iba con mis padres a pasar unos días de descanso al pueblo de mi abuela paterna, Vistabella del Maestrazgo, en el Peñagolosa. Aunque todavía estaban bastante verdes, en general, algunos frutos ya se podían comer y, mis hermanas y yo disfrutábamos cogiéndolos y comiéndolos, cual chuches, sin esperar a llegar a casa. Las moras siempre han sido unas “golosinas” que comía a puñados en mi infancia, dulces pero con un punto ácido que las hacía especiales. Y digo yo: ¿por qué no convertirlas en una gominola de verdad?

Los merenguitos son uno de los dulces más versátiles y con mayor atractivo en el mundo de la repostería creativa que conozco. No hay fiesta que se precie en la que estos “besitos” de azúcar y clara de huevo no se conviertan en los protagonistas indiscutibles. Y os puedo asegurar que no solo captan la atención de los niños.

Los frutos rojos son sin duda ingredientes más que esenciales en la repostería. Su acidez y color permiten sorprender con la vista y por supuesto con el paladar. Así que no podían faltar en un postre digno de ser presentado en un concurso como Sí, Chef (https://www.heliosesvida.es)

La granola es el resultado de una combinación de avena y frutos secos, a la que se le puede añadir otros cereales, frutas deshidratadas y semillas que se mezclan con azúcar y grasas y que se tuestan al horno.

Por fin ha llegado el veranito y no hay nada como tomarse un buen polo de hielo para refrescarse. Pero no cualquier polo, uno hecho en casa, con un sabor auténtico, con ingredientes de primera calidad y con mucho sabor a fruta fresca y de temporada.

Aunque parezca sencillo hacer una galleta, dar con una resultado satisfactorio es realmente complejo, y dar con un sabor exquisito aún más, pero creo que con ellas podéis conseguir que os encanten las galletas y volváis a pensar en ellas como si del mejor bocado “gourmet” se tratara y, por tanto, disfrutar de un momento único.

Los frutos rojos son sin duda ingredientes más que esenciales en la repostería. Su acidez y color permiten sorprender con la vista y por supuesto con el paladar. Así que no podían faltar en un postre digno de ser presentado en un concurso como Sí, Chef (https://www.heliosesvida.es)

Si hay un rey de los Cupcakes, sin duda, creo que son los Hi-Hat, porque el chocolate siempre es la mejor opción y un acierto seguro. La humedad que le aporta el frosting de merengue italiano al bizcocho de chocolate junto con la crujiente capa de chocolate que lo recubre hacen que de principio a fin el bocado sea suave y delicado como una nube de azúcar.

No hay Navidad sin los típicos “Pastissos de Boniato” que todos los años hacía mi abuela y que junto con los turrones, mazapanes, polvorones y castañas asadas componían su tradicional bandeja de plata de dulces navideños. Adoraba ese momento en el que podía saborear sus famosos “pastissos” que llevaba, ni más ni menos, que un año sin poderlos probar, porque sólo se hacían para la víspera de Navidad. Era todo un ritual entre madre (mi abuela) e hija (mi madre) y nietas (yo y mis hermanas) que estábamos por ahí jugando e intentando ayudar mientras ellas pastaban los “pastissos”.

Como muchos de las grandes descubrimientos de la humanidad el “brownie” es el resultado de un fortuito error o mejor dicho de un olvido que se dio cuando un gran repostero norteamericano no añadió levadura a su masa de bizcocho de chocolate. De esta forma nació este pequeño dulce típico de la gastronomía estadounidense. Su nombre “brownie” viene de “brown” por su tradicional marrón oscuro. Hay muchas y diversas recetas de “brownies” pero todas comparten un mismo resultado y es que es un bizcocho compacto con un interior muy jugoso y tierno.

Los frutos rojos son sin duda ingredientes más que esenciales en la repostería. Su acidez y color permiten sorprender con la vista y por supuesto con el paladar. Así que no podían faltar en un postre digno de ser presentado en un concurso como Sí, Chef (https://www.heliosesvida.es)

Quién no conoce las típicas rosquillas americanas que la marca Donuts ha hecho tan famosas?

Los cupcakes son esos pastelitos jugosos y llenos de sabor que en versión mini se asemejan a una tarta. Sin embargo evitan la contundencia de ésta haciéndolos por tanto etéreos y suaves al paladar.

Comer moras, desde que tengo uso de razón, es sinónimo de vida rural; solía cogerlas a finales de agosto cuando iba con mis padres a pasar unos días de descanso al pueblo de mi abuela paterna, Vistabella del Maestrazgo, en el Peñagolosa. Aunque todavía estaban bastante verdes, en general, algunos frutos ya se podían comer y, mis hermanas y yo disfrutábamos cogiéndolos y comiéndolos, cual chuches, sin esperar a llegar a casa. Las moras siempre han sido unas “golosinas” que comía a puñados en mi infancia, dulces pero con un punto ácido que las hacía especiales. Y digo yo: ¿por qué no convertirlas en una gominola de verdad?

Si hay un rey de los Cupcakes, sin duda, creo que son los Hi-Hat, porque el chocolate siempre es la mejor opción y un acierto seguro. La humedad que le aporta el frosting de merengue italiano al bizcocho de chocolate junto con la crujiente capa de chocolate que lo recubre hacen que de principio a fin el bocado sea suave y delicado como una nube de azúcar.

La tarta de manzana es, sin duda, uno de los básicos esenciales para cualquier reposter@, en él se aúnan los principales sabores del otoño dando paso a una gran explosión de sabores y aromas que no deja indiferente a nadie. La canela, el anís estrellado, la manzana y la castaña serán los ingredientes principales de esta receta que marida a la perfección con un buen brandy de Jerez.

Como muchos de las grandes descubrimientos de la humanidad el “brownie” es el resultado de un fortuito error o mejor dicho de un olvido que se dio cuando un gran repostero norteamericano no añadió levadura a su masa de bizcocho de chocolate. De esta forma nació este pequeño dulce típico de la gastronomía estadounidense. Su nombre “brownie” viene de “brown” por su tradicional marrón oscuro. Hay muchas y diversas recetas de “brownies” pero todas comparten un mismo resultado y es que es un bizcocho compacto con un interior muy jugoso y tierno.

Un imprescindible de la cultura popular valenciana para estas fechas. Fácil de hacer y elaborado con ingredientes de calidad, pero presentes en cualquier cocina.

Comer moras, desde que tengo uso de razón, es sinónimo de vida rural; solía cogerlas a finales de agosto cuando iba con mis padres a pasar unos días de descanso al pueblo de mi abuela paterna, Vistabella del Maestrazgo, en el Peñagolosa. Aunque todavía estaban bastante verdes, en general, algunos frutos ya se podían comer y, mis hermanas y yo disfrutábamos cogiéndolos y comiéndolos, cual chuches, sin esperar a llegar a casa. Las moras siempre han sido unas “golosinas” que comía a puñados en mi infancia, dulces pero con un punto ácido que las hacía especiales. Y digo yo: ¿por qué no convertirlas en una gominola de verdad?

Cuenta la leyenda que una joven campesina ofreció al joven Rey Jaime I de Aragón una bebida blanca y dulce. El rey al probarla quedó fascinado por su sabor y le preguntó a la muchacha: “Això què és?” (¿Qué es esto?). La joven le explicó: “Això és llet de xufa” (Eso es leche de chufa). El joven rey le replicó: “Això no és llet, això és OR XATA!!!!” (Esto no es leche, esto es ORO, guapa!!!)

Por fin ha llegado el veranito y no hay nada como tomarse un buen polo de hielo para refrescarse. Pero no cualquier polo, uno hecho en casa, con un sabor auténtico, con ingredientes de primera calidad y con mucho sabor a fruta fresca y de temporada.

No hay nada más bueno que un helado y, si encima es de chocolate, es divino. Pero hacer un helado cremoso, con un buen sabor a chocolate no es nada fácil, por lo que los ingredientes resultan ser fundamentales para conseguir un buen resultado.

Comer moras, desde que tengo uso de razón, es sinónimo de vida rural; solía cogerlas a finales de agosto cuando iba con mis padres a pasar unos días de descanso al pueblo de mi abuela paterna, Vistabella del Maestrazgo, en el Peñagolosa. Aunque todavía estaban bastante verdes, en general, algunos frutos ya se podían comer y, mis hermanas y yo disfrutábamos cogiéndolos y comiéndolos, cual chuches, sin esperar a llegar a casa. Las moras siempre han sido unas “golosinas” que comía a puñados en mi infancia, dulces pero con un punto ácido que las hacía especiales. Y digo yo: ¿por qué no convertirlas en una gominola de verdad?